La Hora Exacta es:

El amor nace de la comunicación??

sábado, 22 de mayo de 2010

Aprender a borrar...

Waazzaaaaa!!

El día de hoy quiero hablar de algo que me sucede con mucha más frecuencia de lo que yo quisiera. Sucede pues que mientras escribo una historia, dejo que esta fluya para donde quiera, que corra libre cual cordero fuera del corral, mientras no se aleje mucho, porque si se aleja mucho de la línea argumentativa principal, todo se va al carajo.

Y así me pasó en Crónicas de Medio Mundo, nuestro personaje principal, Erbek, quería ponerse al tú por tú contra una bestia mucho más poderosa que él... y pues Erbek tenía que salir vivo de ese enfrentamiento, pero no, no sería posible que derrotara a tal bestia. Por lo que me vi obligado a hacer lo que menos me gusta hacer cuando escribo; borrar.

Teenía ya avanzadas varias páginas y en determinado momento me dije: "no, esto no puede estar pasando, es ilógico!!" Y me regresé a leer y sí, era ilógico que Erbek hiciera lo que estaba haciendo, así que procedí a tachar las páginas como había hecho antes con un plagio hahahaha pero la historia lo merecía, era un asco!!




En fin, después de esto, comencé a escribir de nuevo y las cosas salieron mejor. Ahora el hilo argumentativo no se desvió tanto y podemos seguir sin problema alguno ^^ Lo cual no quita que sea fastidioso de todas formas.

Sweet Dreams!!

domingo, 16 de mayo de 2010

Caos Total!!

Pero no se alarmen, no se alarmen que con la frustración mía ya tenemos suficiente!!

En un pequeño cuaderno de pasta azul tenía yo todas las notas que habían sido anotadas de Dragon Ball H.S, además de muchas otras cosas las cuales ya no recuerdo. Sí que sí, podríamos decir que es un pequeño cuaderno muy valioso... para mí, para cualquier otra persona sería un cuaderno sin muchas hojas en las cuales escribir, basura, casi.

SE PERDIÓ!!!!!!!!

No lo encuentro por ninguna parte y necesito hacer más anotaciones y checar algunas otras!! OMFACSS!!!!!! Qué voy a hacer ahora?? si no lo encuentro, tendré que chutarme a leer toooooda la historia!! Cabe aclarar que el Heich no se lee a sí mismo, por qué?? No lo sé, apenas comienzo y en la segunda línea ya me aburrí x_x! Y DBHS tiene como 166 capítulos!!!!

Bueno, no es tan... caotico, lo único que puede suceder de ahora en adelante es que la historia no tenga coherencia alguna y que haya dicho algo y después diga otra cosa, pero nada más. Así que... seguiremos buscando.

Sweet Dreams!!

miércoles, 12 de mayo de 2010

Obligado

Waazzaaaaaa!!

Pues hace poco descubrí algo muy... curioso. bueno, les dejo la historia con moraleja ^^

Estaba yo, creo que la semana pasada, intentando escribir un capítulo más de Dragon Ball H.S, mi Fan Fic más largo hasta el momento y que todavía no se termina, esta historia es mi reto más grande porque a medida que avanzo, mi método de redacción va evolucionando junto conmigo y bla bla bla, de eso no trata este cuento. El caso es que quería escribir un nuevo capi y además quería jugar en un foro de roll al que ya me hice adicto :S

En eso, llega alguien ( porque soy chido no diré su nombre hahahaha ) y me dice: "Oye Heichy, escribí un relato y quiero que lo leas!!" "Claro que sí" digo yo y me lo pasa. Me explica que es para un concurso y quiere saber mi opinión. Entonces abro el documento y No mames, wey!! 32 páginas!! no manches, cómo voy a leer un relato de 32 páginas cuando intento distraerme en aquel foro y escribir un capítulo de DBHS??

"Ni pex" me digo, ya había aceptado y comienzo a leer. "Oye, acá haces esto y está mal" "Sí ya sé que lo hago, pero no sé, así me gusta" Bueeeeeno. Después de un rato: "che, ya leí hasta la página nueve, está muy bien, yo creo que sí ganas" Nótese que no le digo lo que en realidad pienso, porque la mina me cae muy bien y siempre que le digo lo que pienso se enoja y no quiero eso xD "Ah gracias, pero leelo todo que quiero saber qué piensas del final"

PTM!!!!!! y ahí estoy en chinga leyendo lo más rápido que puedo porque soy lento para leer y más en la PC, tengo vista delicada y se cansa, vio. Y entonces, cuando terminé por fin, y di mi punto de vista respecto al final y a las cosas, me llegó la iluminación, las nubes se apartaron y la razón vino a mí; comprendí por qué nunca terminé los libros que nos ponían a leer en la escuela.

Uno disfruta de la lectura porque le gusta hacerlo, en el día, te haces tu espacio y ese tiempo se lo dedicas únicamente a leer, bueno, si viene alguien más y casi te obliga a hacerlo, ya no es tan chido. Si quieres estar haciendo algo más en lugar de leer, no es chido, ese día lo descubrí y me propuse firmemente jamás volver a pedirle a alguien que lea algo que he terminado, es feo decirle a los demás: "oye, leeme, leeme!!" Ahora sólo comentaré lo que he hecho, si la gente e interesa, daré el link a dicha historia, sino, pues no.

Esa es mi moraleja.

Sweet Dreams!!

jueves, 6 de mayo de 2010

Amigo y teléfono.

Waazzaaaaaaa!!

“Aquella noche hacía mucho frío,” me contó Pedro, uno de mis mejores amigos. Lamentablemente, por el trabajo, se había ido a vivir al norte del país hace más de tres años. Sin embargo, intentamos mantener la comunicación por medio del Mensajero, el teléfono y el e-mail.

El domingo me llamó a la casa, su voz sonaba muy nerviosa y tartamudeaba. De haberlo visto, seguramente tendría el rostro pálido y los ojos muy abiertos. Casi podía escuchar el repiqueteo de su anillo contra el auricular del teléfono; estaba temblando, se le escuchaba en la voz.

Todos los viernes, tiene la costumbre de salir a beber con sus amigos. Todos los jueves, hace una rifa y el perdedor es quien se fletea a conducir y no beber una sola gota de alcohol, a pesar de que son desmadrosos, son muy responsables y ninguno de ellos tiene deseos de morir en el camino de vuelta a casa. Sólo Enrique es casado y todavía no tiene hijos, pero todos ellos tienen alguna buena razón para no quedar desparramado por la avenida principal de la ciudad, aparte de que ninguno quiere morir todavía.

Aquel viernes, me contó Pedro, le tocó conducir a él, el día anterior había sacado el número más bajo en los dados y tuvo que aguantarse, a pesar de que él tenía muchas ganas de emborracharse como nunca antes. Su novia, lo había dejado el lunes y no veía la hora de salir el viernes del trabajo para “ahogar” sus penas en alcohol. Cuando platicamos el jueves, yo le dije que era mejor así, que no valía la pena emborracharse por una vieja que de todas formas no iba a hacerle caso.

El domingo me dijo que había aceptado llevarlos a todos a casa después del bar y que se había aguantado las ganas de tomar algo. Incluso, me contó que había conocido a otra chica, un poco más bonita que su novia anterior. Yo había estado a punto de decirle que eso era genial, que así ya no tenía razón para preocuparse de la otra vieja. Sin embargo, en su voz no había felicidad por eso, me lo contaba como si le hubieran arrancado todas las emociones del cuerpo.

“Estuve con ella prácticamente toda la noche,” me confesó. “Desde que llegamos la vi y todos me animaron para que la invitara a bailar. Yo no quería, pero media hora después fue ella quien se acercó a nosotros y me invitó. No pude, ni quise, desairarla. Así que me levanté a bailar con ella.”

Una vez más su tono de voz me desconcertó, no me expresaba nada, ni emoción, ni coraje, lo decía como quien habla del clima sin ser meteorólogo.

“¿Y qué pasó? ¿Tenía un novio celoso que intentó golpearlos?” pregunté.

“No, no” me detuvo con una sonrisa sin gracia. Comenzaba a asustarme, algo malo le había pasado a Pedro y debía de estar relacionado con esa chica. “Ella iba sola, con sus amigas. Bailaba muy bien y está preciosa. Le resulté agradable e intercambiamos teléfonos.” Me contó y no comprendía el tono vacío de su voz. Tal parecía que se lo había pasado muy bien con esa mujer. “Quedamos de vernos el próximo vienes.” Me dijo. Adiviné una sonrisa en sus labios. Una sonrisa cansada y triste, de esas que te salen cuando no te queda más remedio que sonreír.

“¡Entonces les fue muy bien!” dije.

“Sí, todos se divirtieron mucho. Esta vez… ligaron, aunque dudo que las chicas vuelvan a ese bar. Ramiro las asustó un poco… creo. Sí… estuvo bien.” Sonaba tan distante, como si su mente le jugara una mala pasada e insistiera en llevarlo de nuevo a ese momento catastrófico en el que la diversión se acabó y todo se volvió dolor y oscuridad.

“¿Están todos bien?” le pregunté, pensando lo peor.

No, chocamos de vuelta a casa y Enrique murió, el capó del otro auto se zafó y le cortó la cabeza, Daniel está internado en el hospital muy grave, los doctores creen que no se salvará.

Pensé que me diría. Por suerte no lo hizo.

“Sí, sí…todos ellos están bien.”

“¿Y tú?” le pregunté y el silencio que siguió a mi pregunta me agarró el corazón con una garra gélida, como si fuera de hielo. Tan sólo escuché su respiración contra el auricular. Jamás lo había escuchado así, parecía estar muerto de miedo. Casi pude imaginarlo mirando hacia todas partes, hacia las sombras que había en su hogar con todas las luces prendidas y sobresaltarse con el más leve ruido proveniente de afuera.

“¿Pedro?” lo llamé cuando sentí que aquel silencio horrible me volvería loco. El vacuo silencio de aquella respiración entrecortada era un sonido mucho peor que el de unas uñas arañando un pizarrón.

“No” dijo después de lo que me pareció una eternidad. “No lo sé.” Agregó y escuché la desesperación en su voz. “No lo sé” repitió y su voz se quebró en un torrente de llanto que fui incapaz de controlar. No supe qué hacer al principio. Pensé que estaba jugándome una broma o algo así. Esperaba que de un momento a otro se echara a reír, pero no lo hizo. Jamás, en los cuatro años que lo conocía, había escuchado llorar a Pedro. Era un sonido desgarrador. Imposible. Como cuando vez hundirse algo que está diseñado para no hundirse nunca.

Tardé bastante tiempo en hacer que se calmara. Creo que lloró al teléfono durante media hora o más.

“Discúlpame” dijo cuando se tranquilizó. “Parezco un niño chiquito.”

“No, no te preocupes” le dije. “Si quieres llorar hazlo, por mí está bien.”

“No, ya fue suficiente” me dijo. “Creo que me siento mejor.”

Y colgó.

Sweet Dreams!!